Tercer Año de Educación Infantil



Parece mentira que Rodrigo acabe de comenzar tercer año de infantil. Recuerdo su primer día de cole para mayores, cómo fue para mí, porque para el fue como si nada, su paso desde la guarde apenas lo notó y ni tan siquiera hubo periodo de adaptación. En cambio yo tenia ese cosquilleo e incertidumbre de como le iría y lo recibirían los profesores porque para sus compañeros, Rodrigo era otro niño más. Fue un curso muy bonito, de muchas experiencias, de llantos y alegrías y de mucho aprendizaje a igual que el pasado curso .
A este recién estrenado curso, le tengo especialmente respeto, por todo el trabajo y esfuerzo que va a suponer para Rodrigo para posteriormente comenzar primaria. Tenemos muchos objetivos que cumplir y no solo a nivel académico sino a nivel madurativo. Dicen que primaria cambia mucho, desde que se entra a clase hasta que acaba.
En los primeros años de la educación de los niños hemos de tener en cuenta que cada uno de ellos es diferente, tanto en personalidad, como en habilidades y capacidades, por lo que su desarrollo evolutivo puede variar en función de muchos factores. En los niños con síndrome de Down hay un retraso en la adquisición de los diferentes hitos evolutivos con respecto a su edad cronológica, así como ciertas características que van a condicionar su desarrollo, y a determinar su estilo de aprendizaje.
A partir de los cuatro y cinco años los niños con síndrome de Down empiezan a darse cuenta de algunas diferencias que les llaman la atención: “¡No le entiendo!”, “¿Está malito?”, “¿Es más pequeño que nosotros?” o “¡Tiene un año más y sabe menos!”. Es muy importante responder a todas esas dudas con normalidad y realismo. “Le cuesta un poco más hablar pero debemos dejar que lo intente”, “No está malito. Solamente le cuesta un poco más hacer algunas cosas. Pero mira todo lo que sí sabe hacer!”. Es importante no centrarse en las dificultades y limitaciones de los niños con síndrome de Down, sino resaltar y valorar sus capacidades y virtudes.
 El profesor es el modelo a seguir por los alumnos en su relación con el alumno con síndrome de Down. Si su actitud es sobreprotectora, así se comportarán los niños. Si se dirige a él de forma más infantil o le ayuda en exceso en diversas tareas, lo imitarán

La comunicación entre la escuela y la familia es imprescindible. Sin ella es muy difícil que se inicie y mantenga de forma consistente la supervisión conjunta del trabajo, de acuerdo a las expectativas tanto de la familia como del centro educativo.
El equipo de profesionales que conforman la atención temprana de la asociación nos aconsejan que con cinco años, se repita infantil, no porque no consigan los objetivos educativos, de sobra lo logran, sino para que estén maduros y preparados al paso a primaria. En educación infantil se trabajan aspectos de autonomía personal, de relación con el entorno y de relación con los demás, con lo cual se sientan las bases para su posterior trabajo en primaria. Además en primaria se plantean ya objetivos curriculares más sistematizados y con un mayor nivel de exigencia y con una distribución de clase más rígida y estable.

Como mamá de Rodrigo, y suelo ser bastante objetiva, es un niño que todo lo que se propone lo consigue, desde bien pequeñito ha sido muy autónomo (a la hora de comer, del baño, de dormir, ..) su aprendizaje es puro juego ,tanto en casa, como en el cole y en la asociación , os puedo decir que trabaja muy bien, es constante, observador y aprende los conceptos rápidamente. Sé que será un curso duro para afianzar y aprender nuevos conceptos no solo académicos sino a nivel de maduración porque no deja de ser un niño.
En los primeros días de inicio del cole me agobie, pensando en lo que pasará si repetirá o no, sé que me adelanto y tenemos todo un curso para decidir lo mejor para él, mientras tanto trabajaremos día a día sin pensar en lo que pasará. Confío en su seño, tengo que agradecerle mucho, en los profesionales de la asociación y por supuesto en las grandes capacidades que tiene Rodrigo.

                                    ¡Tiempo al tiempo!


Besos,

Loreto



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